octubre 13, 2021 6 lectura mínima 0 Comentarios

REBECA CORDOBÉS

VEN A GALICIA

La playa de As Catedrais, en Ribadeo, es uno de los lugares típicos para hacer fotos en Galicia.
La playa de As Catedrais, en Ribadeo, es uno de los lugares típicos para hacer fotos en Galicia. PEPA LOSADA

Las cuatro provincias cuentan con lugares, más o menos virales, donde el escenario hace casi todo el trabajo para conseguir auténticas publicaciones de «influencer». ¿Quieres conocerlos?

¿Cuántas horas al día se pasan entre publicaciones de Facebook, historias de Instagram o vídeos de Tik Tok? A veces el like sale por inercia. Pero hay ocasiones en que una foto maravilla hasta tal punto que se genera una auténtica obsesión por replicarla. Sobre todo cuando lo mejor de la imagen es el propio escenario donde se hizo. Una cueva que desemboca en la costa, una puesta de sol sobre el mar, un puente colgante sobre un río... Hay lugares que siempre triunfan y Galicia puede fardar de ellos. Las cuatro provincias cuentan con rincones, más o menos virales, donde el paisaje hace casi todo el trabajo para conseguir un feed de «influencer».

Ventana al Atlántico, en A Coruña

 

Ventana al Atlántico, en la parroquia coruñesa de O Portiño.
Ventana al Atlántico, en la parroquia coruñesa de O Portiño. MANUEL MARRAS

 

A Coruña es conocida también como «balcón del Atlántico». No es casualidad. La ciudad, con forma de península, está rodeada casi por completo por sus aguas. Por eso no es de extrañar su costa atesore algunas de las imágenes más singulares del océano. La Ventana al Atlántico, situada en la parroquia de O Portiño, es una ellas. Como su propio nombre indica, permite ver la bravura del oleaje a través de un marco de piedra. Pero también sirve como fondo para llevar el azul del mar o el naranja del atardecer a tu feed de Instagram.

Praza do Obradoiro, en Santiago

 

Varios peregrinos se fotografían en la plaza del Obradoiro.
Varios peregrinos se fotografían en la plaza del Obradoiro. PACO RODRÍGUEZ

 

No podía faltar en esta lista. Y menos en año Xacobeo. La Praza do Obradoiro es el escenario de un número incontable de fotos. Peregrinos que llegan al final del Camino, amigos que se reencuentran sobre sus piedras o turistas que quieren guardar el recuerdo de su viaje en la galería del móvil. Selfis, en grupo o posando. Hay tanta variedad como personas pasan por el corazón de Santiago cada día. Y es que, ¿quién no tiene en su teléfono o redes sociales alguna imagen frente a la fachada de la Catedral?

Playa de Os Cristais, en Laxe

 

Praia dos Cristais, en Laxe.
Praia dos Cristais, en Laxe. BASILIO BELLO

 

Galicia tiene más de 700 playas. De ría o de mar, naturales o artificiales, urbanas o vírgenes... Las posibilidades son amplias y todas son únicas a su manera. Pero hay una que lo es en sentido literal. Se trata de la playa de Os Cristais. Una cala ubicada en Laxe que, en lugar de arena, está formada por cristales de todas los tamaños y colores. Su origen se remonta a un antiguo vertedero de la zona que llenó el mar de restos de botellas de vidrio. Con el paso de los años, el oleaje los devolvió en forma de piedras pulidas. Así, la basura generada por los humanos se convirtó en una obra de arte creada por la naturaleza.

Playa de As Catedrais

 

Varias personas fotografían los arcos de piedras de la playa de As Catedrais, en Ribadeo.
Varias personas fotografían los arcos de piedras de la playa de As Catedrais, en Ribadeo. PEPA LOSADA

 

La de Os Cristais no es la única playa «instagrameable» de Galicia. Más al norte, en el Cantábrico se encuentra la playa de As Catedrais. Es conocida por los arcos de piedra y cuevas formados por al erosión del mar. Pero lo que catapultó a la fama a este arenal de Ribadeo fueron las cientos de fotos que coparon las redes sociales hace unos años. Fue tal el boom generado por su viralidad que la Xunta tuvo que limitar el aforo en los meses de verano. Así que, si quieres llevar este monumento natural a tu feed, es el momento ideal.

Cova da Doncela, en Viveiro

 

Cova da Doncela, en Viveiro.
Cova da Doncela, en Viveiro. PEPA LOSADA

 

Sin salir del litoral de A Mariña, existe otro lugar muy cotizado en las redes sociales. Uno de esos escenarios que todo «influencer» quiere incluir en su Instagram: la Cova da Doncela. Una gruta de unos 15 metros de longitud que desemboca en los escarpados acantilados de la costa de Viveiro. La imagen del mar desde su interior es digna de ser admirada, fotografiada y publicada en cualquier perfil. Ya sea como protagonista o como fondo para dar un aspecto distinto al próximo selfi.

Puente colgante de la isla de Seivane, en Outeiro de Rei

 

Puente colgante que da acceso a la isla de Seivane, en Outeiro de Rei.
Puente colgante que da acceso a la isla de Seivane, en Outeiro de Rei. OSCAR CELA

 

Los puentes colgantes son otra apuesta segura a la hora de subir una foto a Instagram. Galicia cuenta con un amplio catálogo sobre sus ríos. El Miño, como no podría ser de otra forma, acapara buena parte de ellos. Un buen ejemplo es el puente colgante de la isla de Seivane, en Outeiro de Rei, que une una de las orillas del río con un islote. Un espacio casi virgen que aportará un tono verde y un aspecto paradisíaco a tu feed.

 

 

Castrelo de Miño

 

Embalse de Castrelo de Miño.
Embalse de Castrelo de Miño. Santi M. Amil

 

Si se sigue el cauce del río, ya en la provincia de Ourense, se llega al municipio de Castrelo de Miño. A sus orillas se forma un embalse que, además de acoger regatas, sirve como escenario para tus fotos. El contraste del azul del agua con los tonos verdes y ocres de la montaña, los barcos que flotan sobre el caudal, los embarcaderos de madera o el propio cartel del municipio son algunos de los encuadres que ofrece este rincón.

Miradores de los cañones del Sil, en Parada de Sil

 

Cañón del Sil a la altura de Parada do Sil.
Cañón del Sil a la altura de Parada do Sil. PILI PROL

 

El refranero gallego dice que el Miño lleva la fama y el Sil le da el agua. Este río merece también un hueco en la galería de imágenes del móvil. Pero no por la labor que hace como afluente, sino por el paisaje que crea en su camino hacia la desembucadura. Su cauce serpentea a través de la Ribeira Sacra formando cañones de hasta 500 metros de profundidad. Los cañones del Sil son una auténtica mina de miradores. Sería imposible elegir uno solo. El municipio ourensado de Parada do Sil aglutina varios de los más vistosos, como el de Vilouxe o el Balcón de Madrid. Cualquiera de ellos es una fotaza en potencia.

Parque etnográfico del río Arenteiro, en O Carballiño

 

Parque etnográfico del río Arenteiro, en O Carballiño.
Parque etnográfico del río Arenteiro, en O Carballiño. Santi M. Amil

 

Los ríos gallegos, antes de ser fuente de paisajes «instagrameables», tuvieron otras funciones como la de proporcionar energía a los molinos. Estas construcciones fueron quedando en el olvido con el paso del tiempo. Por eso surgieron iniciativas para recuperar su historia. Es el caso del parque etnográfico del río Arenteiro, en O Carballiño. Un área de recreo que discurre junto al cauce del río y se integra a la perfección con el paisaje. Su paseo fluvial, puentes y edificios proporcionan innumerables enfoques para poder renovar el feed al completo.

Hórreos de Combarro, en Poio

 

Hórreos pegados al mar, en Combarro.
Hórreos pegados al mar, en Combarro. CAPOTILLO

 

Si hay una edificiación representativa de la arquitetura gallega popular es el hórreo. Se pueden encontrar casi en cada rincón de la comunidad, pero hay un lugar donde son todo un símbolo de identidad. Combarro, un parroquia marinera del municipio de Poio, aglutina decenas de hórreos en su casco histórico. La mitad de ellos se encuentran pegados al mar. Forman así una estampa única y muy fotografiable. Basta con buscar la ubicación en Instagram para comprobar su éxito en redes sociales. Para encontrar el enfoque perfecto solo es necesario pasear por sus calles y plazas plagadas de casas marineras y cruceros. Una serie de elementos que sirvieron para otorgar a Combarro el estatus de conjunto histórico.

Torres de Oeste, en Catoira

 

Paseo fluvial de las Torres de Oeste, en Catoira.
Paseo fluvial de las Torres de Oeste, en Catoira. MONICA IRAGO

 

También en las Rías Baixas se encuentra otro pueblo cargado de historia. Catoira, ubicado en la ría de Arousa, fue el escenario de varios ataques normandos en los siglos IX y X. Aunque algunas expediciones acabaron en saqueos, los invasores se encontraron en varias ocasiones con la resistencia de los soldados que habitaban las Torres de Oeste. Allí se celebra cada año la reconocida Romaría Vikinga de Catoira. Pero historias aparte, la zona donde se encuentran las ruinas de esta fortaleza salvaguarda uno de esos lugares que se pueden ver en incontables perfiles de Instagram. Un mirador de madera con forma de caseta rodeado de vegetación al que se accede por una pasarela igual de bonita.

Cabo Home, en Cangas

 

Escultura de la caracola de Cabo Home, en Cangas.
Escultura de la caracola de Cabo Home, en Cangas. ANTONIO MARTÍN SOTELO

 

Para terminar la lista, el objetivo de la cámara vuelve al Atlántico y a esos miradores únicos. El Cabo Home, situado en el municipio de Cangas, está coronado por una escultura con forma de caracola. Su gran tamaño y su estructura de hierro dan versatilidad a las fotos. Solo, en grupo, con luz, al atardecer... E incluso una instantánea del sol tras el monumento. Cualquier idea puede funcionar en un lugar donde el azul del mar y naranja del ocaso se unen tras la estructura de proporciones áureas.